7 de julio de 2008

Crónica de una cena anunciada

Luego de despedir a unos amigos en la terminal, decidimos ir a dar la tradicional vuelta a la plaza Ramírez, una suerte de especie de duelo por la partida de quienes queremos. Al llegar a la esquina, pudimos ver un gran cartel anunciando la promoción de la noche:

"Sandwich de hamburguesa con lechuga y tomate + porción de papas: $4,50".

-¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¿QUÉEEE?!!!!!!!!!!!!- exclamamos Dani, Teba y yo.- ¡INCREÍBLE!.
Al ser un restobar tan popular y conocido, con una llave de negocios importante y una clientela bastante
elitte, confiamos en el cartel y entramos.

A los 17 minutos de estar sentados, luego de pasar por un pasillito donde las tuberías del baño están expuestas al público, vino la moza a traernos la carta. Como, según ella, estaba "vacía" (la carta) fue a buscar otra.

25 minutos después de haber llegado y 8 de la primer llegada de la moza, volvió con la carta, la cual pedimos sólo para elegir las bebidas, puesto que la premeditada cena era la promoción en puerta.

10 minutos después llegó a tomarnos el pedido, lo cual se convirtió en un hecho muy confuso, porque en la "Hojita suelta" de promociones no existía el sanwich de hamburguesa con lechuga y tomate + porción de papas a $4,50, lo más parecido era una hamburguesita completa + gaseosita a $10. Y bue, perdido por perdido, decidimos quedarnos igual, sin entender mucho que digamos, pero disfrutando del grupito que cantaba canciones retro en el escenario, el cual no se veía desde nuestra mesa.

8 minutos pasaban desde la última vez que vimos a la mesera cuando esta llegó a nuestra mesa con una bandejita en la mano que llevaba unas lindas gaseositas.

Ya sin mirar la hora para no morir de aburrimiento y hambre, vimos nuevamente llegar la meserita transportando ahora la entrada que se incluía en la promo. Unos canapés de carne, lechuga, tomate y huevo duro que obviamente comimos de un sólo bocado, dos para alguno de nosotros. Lo extraño de esto fue darnos cuenta que la promo no incluía ningún canapé, por lo que calculamos se traspapelaron los pedidos.

Al ver la comida no llegaba, a uno de nosotros se le ocurrió pensar que los canapés no eran canapés sino que esos pequeños bocadillos eran en realidad las hamburguesas y que ya no teníamos nada que hacer en ese "restobar" del infierno.

Por suerte no hubo que esperar tanto para que nos traigan la cuenta, que encima incluía $3 que eran la "entrada", recordemos había una bandita sobre el escenario, que tocaron bien, pero nunca pudimos verles la cara.

Así terminó otra maravillosa noche de domingo en
la Histórica, dejándonos un gustito a poco, muy poco.

2 comentarios:

DaNiZz dijo...

la verdad q ir a comer ahi... un carro!
Prefiero ir a un carrito.
(uh, para!! q chiste te mandaste)
ES como un juego de palabras.

Gally dijo...

Yo estoy a favor del chiste, te agrego otra frase:
-prefiero ir arriba de un carro
(auch, este si que arruinó todo)
UN ABRAZOOOOOOOO