2 de septiembre de 2010

Deseo de cosas imposibles

Es evidente que el lenguaje cambia según los lugares geográficos. Dialectos, léxicos y demás, hasta el punto que el lenguaje mismo es ilimitado. Sin embargo, me siguen llamando la atención las cosas que uno a diario usa, dice, comenta y que no existen. Claro, porque hay veces en que la adaptación del leguaje llega a un punto erróneo, contradictorio, imposible. Cómo lo "indescriptible". Cómo es? No sé, raro, tiene como.. mmmm... es indescriptible. Cuaaaaaaak, error, la chicharra de fondo. Acaso "indescriptible" no sería en tal caso una cualidad? Está perfectamente descrito. Indescriptible.

Uno de los conceptos erróneos usados con más frecuencia es el de la mala suerte. Claro, porque existe la suerte y la no suerte, pero una suerte oscura, maligna, no es suerte.
Algunos piensan que es así:

  • Buena suerte= cosas positivas que nos pasan.
  • No suerte= cosas que no son ni buenas ni malas.
  • Mala suerte= cosas malas que nos pasan.

El concepto sigue siendo erróneo, porque la no suerte no tendría sentido y la mala suerte tiene su equivalente sí existente que es la desgracia. El insistente uso de mala suerte existiendo la desgracia, nos llevaría a otro cuadrito en el cual

  • Mala desgracia= cosas malas que nos pasan.
  • No desgracia= el neutro.
  • Buena desgracia= serían las cosas buenas.

Entonces estaríamos diciendo: "Me encontré $10, qué buena desgracia!". Cuaaak, error y chicharras otra vez.

Y la desgracia con suerte? Otro error. A lo sumo le podemos poner un número, del 1 al 10; siendo 1 perder la billetera y 10 un trágico accidente donde no sólo perdemos la movilidad de nuestras extremidades, sino que del golpe en la cabeza sólo recordamos los programas de Tinelli, y extrañamente estamos casados con la Suller, Guido o Silvia, cualquiera de las dos.

Cosas que no existen, por Juan Manuel Galeano.

3 comentarios:

Marbot dijo...

da para una novela corta eso de despertarse y estar casado con Silvia SÚller eh...

Chuli! dijo...

¡Qué horror!

Manchulas :) dijo...

Ayer en TN dieron la noticia que en España una señora había comprado un billete de lotería (que compra hace años con el mismo número) y que, cuando salía de la tómbola, se lo afanan...
Entonces las señora vuelve a la tómbola, compra el mismo boleto, con el mismo número.
¿Qué sigue? Sale el número, que tenía ya doble ganador.
Hete aquí que la señora va a cobrar su premio y esperó hasta que apareció el chorro a cobrar el suyo -afanado- y ahí lo cacharon.

¿A qué venía esto? Que los de TN le pusieron de título: Una desgracia con doble suerte.

Me acordé de vos y de todo este tema de las desgracias y las suertes.
Algo pasa cuando antes de rendir un exámen te dicen: éxitos, porque suerte te sobra (o no vas a necesitarla, algo así)... mierda! Si te toca la pregunta larga, si se te acaba la birome, si te dan ganas de mear... eso es ¡mala suerte! (O falta de suerte... en fin, metele el nombre que gustes :P)