1 de noviembre de 2007

Viaje de ácido... mezcla de extasis y euforia... delirium tremens

La jornada terminaba con una desilución lúdica respecto de lo vacío que es el universo universitario cuando los números valen más que la educación (o la falta de ella), revoloteando el espacio en paracaidas de algodón.
Ante una irresistible oferta de mates, decidí primero deshacerme de la mochila que cargo desde que comenzó el año. Ahí me di cuenta que en "mi" "casa", los preparativos para halloween no se hacían esperar...
-"Una milanesa con papas por favor, pero guardamelas para comer más tarde porque ahora me voy".
Charla de tres, cuatro galletitas... ves como los bloques se acomodan de una manera mística sin que nadie pueda controlarlos, porque son libres del tiempo y del espacio. Algunos, de repente, sanan, cambian de color y ya las hormigas no los tocan, porque queman. Los otros, los de más abajo o más arriba, misterio imposible de definir desde este ángulo, se quiebran, se dejan caer, en ellos las hormigas trafican sus iluciones, destruyéndolos en cada regreso del recuerdo de un pasado oscuro, o brillante, pero que ha termindo de la forma menos feliz.
Luego de un momento de perros, el cyber abría sus puertas cuando ya no había estrellas para regalar y "El Ojo De Mamá" era la mía. La ironía del trabajo me llevaba al messenger, abandonado de a ratos y cambiado por pequeños en inservibles posteos, los mails, parecidos más a un sms que a la verdera comunicación. Chocolates, enanas que vuelan y monografías pendientes se nublaban por un suave humo de cigarrillos ahorrados que no duraron más que minutos en mis manos, en mi boca, y sin embargo persistirán en los abismos más contaminados de mis pulmones.
La pausa de la despedida, sacudida por la sombra de un fantasma que ex-piró.
La veda de una cena pendiente había terminado y ahora la carne fresca tirada en la cama, bañada por su crudez asqueando comenzales. Vanal fue el hecho que no impidió una la charla rosando los temas menos menos importantes para culminar en el punto mismo. Aún cuando no se habían determinado las causas.
El amancer es el final de la noche. Fue una corta noche, que me despertó a tiempo para ir a trabajar en una mañana fugáz que se cerró en el pensamiento de que tan poderoso es el control remoto una vez apoyado en mi mesa. Me daba la sensación de que el universo todo caía sobre mí, como también sintió su antiguo poseedor. Porque eso hace un control: da poder. Aún cuando nunca se lo toque. Es cuestión de tenerlo cerca, como al anillo. Me remonté a épocas en las cuales las dos bestias miraban el pequeño juguete, tramando miles de planes para gobernarlo, y así gobernar; con una milanesa al horno, bañada en queso.
Un tema, otro tema, la canción de una novela real que nadie vio acompañaron la ínfima espera del momento de la facultad, tarareando una alegre melodía bajo un sol que se mostró oculto entre los espesos nubarrones grises del cielo.
Una sonrisa decía todo. Un ventilador apagado. Aturdidas palabras de alemán se remataron con un pedido chistoso de compra de una marca de cigarrillos que hace mucho no fumaba. La escalera. La calle. La ilusión de traer conmigo una Bubu que se haya a kilómetros de distancia me hicieron subir nuevamente a buscar el pin.
Escalera. Calle. Tilk.

El retorno me encontró con una nueva perspectiva del dia. Una mirada, una Luz...
Mates de té en el puerto, los vientos de los Anemoi no dejaban prender algún cilindro fumatélico. Busos de promos pasadas abrigaban viejos encendedores como columnas de cemento, prendiendo el sueño de un viaje distinto, un escape perfectamente planeado que cambiará las mentes, los ojos y no necesariamente promete volver...
Rosas enredadas, espinas que punzan, radios que hablan. Luly que se corta las uñas... en la plaza.
Un regreso, el viejo Bill, la espera de una hippie que no parecía terminar.
El llanto de otra Flor que no aprendió a conjugar verbos en la casa de Gada... que vive con la hermana de Gada y con Camila, que se llama igual que la hermanda de Gada...
Luces, brujas, demonios: ojalá un pie gigante los aplastase o por lo menos los alejase de mí.
Charlas, visitas a viejas nuevas amigas. Novio y bombón. Sueños que no duermen. Mujeres que desesperan.
Mi cama se hacía esperar, el vicio no.
La compra de una nueva caja traía consigo el reencuentro con una hija perdida en el tiempo y en el cambio.
Sueño, duermo. La rutina de la biblioteca: fotos, estudiantes, obleas y mates. Solo.
Mi casa.
Jugadas en la mesa. Ahora sin control.
Y así aquí, en un transe entre realidad y ficción, me hallo aquí, en la nada misma. Totalmente.



HU!!! QUÉ FLASH!!!!

1 comentario:

Taurino dijo...

Sos un gil, venia re copado y la re cagaste con lo último.

Me trasladaste a tu cara de boludo y a tu voz chillona en lugar de pensar algo serio del texto.

Te detesto, te deseo lo peor.
Ojalá que pequeña Vicky te haga oler su espátula.

Uh... me corrió un frio por la esplda...